Diecinueve ochenta y dos es regresar a la época en la que la gente escuchaba música grandiosa, cuando llevaba ropa y peinados sofisticados; es volver a aquel tiempo en el que la curiosidad y la experimentación eran la manera de hacer arte, cuando la lírica y las melodías se distinguían por su sencillez.
Diecinueve ochenta y dos tiene dos comienzos (o talvez un renacimiento). Su primer origen ocurrió en 2013, cuando Sebastián Narváez inició la composición de algunas maquetas musicales. A pesar de que simplicidad las grabaciones iniciales (guitarra y voz) apuntaban a la concepción de un proyecto folk, la introducción de un drum machine provocó un vuelco definitivo que orientó a la banda hacia una nueva estética. Sin embargo, no fue hasta que el productor, Antonio León (Nomelabajes), se sumó al proyecto que, Diecinueve ochenta y dos desarrolló un estilo pulcro que se caracteriza por capas de sonidos y reverberaciones sobre las que resaltan sutiles y pegajosas melodías de sintetizadores y guitarras ochenteras.
Nuevas Ondas, su primer EP, cuenta con ocho canciones que se arman y desarman en una interesante propuesta de lo que la banda ha definido como synthpop naive, un pop de estética onírica y elegante que no solo recuerda, sino transporta y reversiona el espíritu de los ochenta. Este mini álbum verá la luz durante febrero, además su primer sencillo “Subiendo”, cuenta con la participación de Carlos Eduardo Espinoza, miembro de la banda quiteña Los Alkaloides.
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